La idea misma de cuidar a los enfermos terminales y moribundos fue traída a Europa por el cristianismo. En la antigüedad, los médicos creían que no había necesidad de ayudar a los enfermos terminales. Ayudar a los enfermos desesperados se consideraba un insulto a los dioses: después de todo, ya habían dictado sentencia de muerte.
El primer uso de la palabra "hospicio" precisamente en el sentido de "un lugar para cuidar a los moribundos" apareció solo en el siglo XIX. En ese momento, algunos de los hospicios medievales estaban cerrados debido a la Reforma. Otros se han convertido en hogares de ancianos para ancianos. La mayoría de el trabajo que habían hecho antes fue asumido por los “hospitales”, donde los médicos solo atendían a los enfermos que tenían posibilidades de recuperación. Los enfermos irremediablemente vivían sus días prácticamente sin asistencia médica en las residencias de ancianos.
A principios del siglo XIX, los médicos rara vez visitaban a los pacientes moribundos, ni siquiera para pronunciar su muerte. Esto fue hecho por los sacerdotes.
"Damas del Calvario"
La historia reciente del movimiento de hospicios está asociada con el nombre de Jeanne Garnier. Cristiana profundamente religiosa, a los 24 años enviudó y fallecieron sus dos hijos. En 1842, Jeanne abrió un refugio para mujeres moribundas con enfermedades terminales en su casa de Lyon, que compartió con ellas. últimos días sus vidas, aliviando su sufrimiento.
“Estuve enfermo, y me visitasteis” (Mateo 25:36) - esta frase evangélica, dicha por Cristo en una conversación con sus discípulos sobre el Juicio de Dios después de la Segunda Venida y poco antes de Su Crucifixión, fue escrita en la fachada de la casa de Juana. Llamó a su refugio el Calvario.
Jeanne quería que el refugio tuviera un ambiente de "cercanía respetuosa, oración y paz ante la muerte". Un año después de la apertura del hospicio, Jeanne murió, habiendo escrito poco antes de su muerte: “He fundado este orfanato, habiendo invertido 50 francos, y la Divina Providencia terminará lo que comencé”.
Y muchos continuaron su trabajo: inspirada en el ejemplo de Jeanne, la francesa Aurelia Jusset en 1843 fundó el segundo orfanato "Calvario" en París, luego las "Damas del Calvario" fueron a otras ciudades de Francia: Rouen, Marsella, Burdeos. , Saint-Etienne, luego - Bruselas, y en 1899 - en el extranjero, a Nueva York. Los cuidados paliativos modernos para los moribundos se basan en gran medida en los principios establecidos por las Damas del Calvario.
"Casa de la Santa Rosa"
A principios del siglo XX comenzaron a abrirse hospicios en Londres, Nueva York y Sydney, fundados por ascetas de las iglesias católica y anglicana. En ese momento, en los hospicios, la mayoría de los pacientes morían de tuberculosis incurable en ese momento, aunque también había pacientes con cáncer.
Frances Davidson, hija de padres fieles y ricos de Aberdeen, fundó el primer "hogar para moribundos" en Londres en 1885. Allí también conoció a un sacerdote anglicano, William Pennfeather. Juntos, establecieron un "hogar de paz" para los pobres moribundos de tuberculosis.
Rosa Hawthorne, una mujer rica y próspera en el pasado, después de enterrar a un niño y a un amigo cercano, se convirtió en monja de la orden dominicana, "Madre Alphonse", y fundó la "Casa de la Santa Rosa para los enfermos incurables" en Lower Manhattan. Ella y sus asociados se autodenominaron "Servidores del alivio del sufrimiento del cáncer incurable".
"Hospicio de la Madre de Dios"
Una monja irlandesa de la Orden de las Hermanas de la Misericordia, Maria Aikenhead, también se dedicó al servicio de los moribundos. María trabajó mucho en los hospitales de la orden y soñaba con crear un refugio para los moribundos, pero difícil enfermedad crónica para siempre postrada en cama ella misma.
Convento en el barrio más pobre de Dublín, donde pasó su últimos años, después de la muerte de María, inspiradas por su fe y coraje, las hermanas en 1874 y se convirtió en tal refugio. Al frente del "Hospicio de la Madre de Dios" estaba la monja Maria Ioanna.
Luego se abrieron otros hospicios, incluso a principios del siglo XX, se abrió el St. Joseph's Hospice en Londres. Fue a este hospicio que lijadoras cecilia, cuyo nombre está asociado con la página más nueva en la historia de los hospicios en el mundo.
Conoce la muerte con dignidad
cecilia termino Universidad de Oxford en la especialidad" Trabajador social". Fue a trabajar al Hospital St. Thomas de Londres, donde conoció a un refugiado de Polonia, David Tasma, que se estaba muriendo de cáncer. Se negó a comunicarse con nadie. Fue solo cuando Cecilia decidió decirle a David que se estaba muriendo que comenzó la comunicación entre ellos.
De David aprendió cosas muy importantes: qué dolor tan terrible experimenta un paciente de cáncer moribundo, qué importante es anestesiarlo, dándole la oportunidad de enfrentar la muerte con dignidad. Tras la muerte de David, Cecilia se convirtió al cristianismo y decidió dedicarse al cuidado de los moribundos.
En 951 entró instituto medico, donde realizó investigaciones en el tratamiento de enfermedades crónicas síndrome de dolor... Y en 1967, Cecilia organizó el orfanato de St. Christopher - el primer hospicio del mundo tipo moderno... Fue Cecilia Sanders quien introdujo el concepto de "dolor compartido", que incluye el dolor físico, emocional, social y espiritual.
Hablaba constantemente de la necesidad de lidiar con el "dolor general" en pacientes incurables. "Si el dolor es constante, entonces su control debe ser constante", dijo Sanders. Al aliviar a una persona, por ejemplo, del dolor espiritual, el médico alivia el dolor general. Pero el dolor insoportable que tantas veces conduce al suicidio en pacientes con cáncer es el sufrimiento principal, una persona pierde su dignidad, su apariencia humana...
La principal contribución de Cecilia Sanders al movimiento de cuidados paliativos ya la medicina paliativa en general fue su requisito de adherirse a un horario estricto de ingesta de morfina, no según la demanda, sino cada hora. Este régimen de dispensación de analgésicos fue un paso revolucionario en el cuidado de pacientes con cáncer incurable. En otros hospitales, los médicos tenían miedo de dar medicamentos a los moribundos; dicen que se volverán drogadictos ...
Los pacientes del hospicio de St. Luke casi no experimentaron dolor físico. Los médicos del hospicio utilizaron el llamado "cóctel Brompton" para aliviar el síndrome del dolor, que consiste en opioides, cocaína y alcohol.
Cecilia Sanders difundió activamente sus ideas y recibió apoyo en todo el mundo: el movimiento de hospicio se extendió rápidamente a los países de Europa y América. En 1979, por sus servicios a su patria, se le concedió el título de Dama Comendadora de la Orden. Imperio Británico.
Hospicio de San Cristóbal
En el décimo aniversario de la muerte de Cecilia, sus compañeros del Hospicio San Cristóbal se reunieron para honrar la memoria de Cecilia. Tom West, ex Madico principal hospicio, la recuerda así:
“Todo comenzó hace 60 años... Estudiamos juntos, fuimos juntos al laboratorio médico del Hospital St. Thomas. Y luego sucedió algo que nos hizo muy amigos de por vida. Justo antes de nuestros exámenes finales, a mi padre le diagnosticaron un cáncer de pulmón incurable. Y durante tres semanas Cecilia se mudó con nosotros.
Estos tres ultimas semanas Ella hizo que la vida de su padre no fuera tan espeluznante como temíamos. Los terapeutas la obedecieron. E introdujo una orden en firme: “si hay dolor, hay que quitarlo antes desaparición completa"," Tienes que darle un poco de whisky "," Tienes que ayudar en el movimiento intestinal ".
El padre se convirtió en el primer enfermo de cáncer incurable, a quien Cecilia cuidaba en casa.
Más tarde me invitó a unirme a la “Unión Cristiana”, donde conocí a dos médicos misioneros. Ellos me inspiraron a viajar a Nigeria, donde trabajé en un pequeño hospital misionero. Y Cecilia en este momento en Londres creó el hospicio de St. Cristóbal. A menudo me escribía, me contaba cómo estaba progresando el caso.
Un día, después de vender una alfombra persa terriblemente cara, compró un boleto y me visitó en Nigeria. Examiné todo, incluida la sala de maternidad, que fue construida y equipada con dinero del Gremio de Orfebres, con quien me presentó.
Cecilia me invitó a convertirme en el médico jefe del hospicio, lo cual hice después de regresar de Nigeria. Los siguientes 20 años fueron extremadamente agitados... Hicimos "hacer esto y predicar".
... Ya me he jubilado, han pasado años. Y solo unas semanas antes de que Cecilia muriera, sucedió un milagro: llamé al hospicio y ella respondió. Ya no se levantó de la cama, convirtiéndose en paciente de su propio hospicio.
En silencio, con calma, pronunciamos las frases de despedida aceptadas en nuestro hospicio: “Perdóname. Gracias por todo. Adiós".
Cecilia Sanders murió de cáncer en el Hospicio Saint Christopher que fundó a la edad de 87 años en 2005.
10 mandamientos de hospicio
Experiencia trabajo practico los hospicios nacionales y extranjeros permitieron desarrollar una serie de reglas, regulaciones, prescripciones morales, por primera vez generalizadas y formuladas en forma de 10 mandamientos por un psiquiatra Andrei Gnezdilov. Más tarde, la doctora, fundadora y médica jefe Vera Millionshchikova hizo adiciones al texto de los mandamientos. En forma aumentada, el texto de los mandamientos se ve así:
1. Hospicio – no la casa de la muerte. Es una vida digna hasta el final. Trabajamos con personas reales. Solo ellos mueren antes que nosotros.
2. La idea principal del hospicio – aliviar el dolor y el sufrimiento, tanto físico como mental. Podemos hacer poco por nuestra cuenta, y solo junto con el paciente y sus seres queridos encontramos enormes fuerzas y oportunidades
3. La muerte no se puede apresurar y la muerte no se puede ralentizar. Cada persona vive su propia vida. Nadie sabe la hora. Solo somos compañeros de viaje en esta etapa de la vida del paciente.
4. No se puede pagar por muerte, así como por nacimiento.
5. Si el paciente no se puede curar, esto no significa que no se pueda hacer nada por él. Lo que parece una bagatela, una bagatela en la vida persona saludable- Tiene mucho sentido para el paciente.
6. El paciente y sus seres queridos – un todo único. Sea delicado al entrar en la familia. No juzgues, sino ayuda.
7. El paciente está más cerca de la muerte, por lo tanto es sabio, mira su sabiduría.
8. Cada persona es diferente. No puede imponer sus creencias al paciente. El paciente nos da más de lo que podemos darle.
9. Reputación del hospicio – esta es tu reputación.
10. No se apresure a visitar al paciente. No se pare sobre el paciente, siéntese a su lado. Por poco tiempo que sea, es suficiente para hacer todo lo posible. Si cree que no logró todo, entonces la comunicación con los seres queridos de los difuntos lo tranquilizará.
11. Debe aceptar todo del paciente, incluso la agresión. antes de hacer nada – entender a una persona antes de entender – aceptarlo
12. Decir la verdad si el paciente lo quiere y si está preparado para ello. Esté siempre listo para la verdad y la sinceridad, pero no se apresure.
13. Una visita “no programada” no es menos valiosa que una visita “programada”. Visite al paciente con más frecuencia. Si no puede venir, llame; si no puede llamar, recuerde y de todos modos ... llame.
14. Hospicio – hogar para pacientes. Somos los dueños de esta casa, por lo tanto: cámbiate de zapatos y lava la taza después de ti.
15. No deje su amabilidad, honestidad y sinceridad con el paciente, llévelos siempre con usted.
16. Lo principal que debes saber es que sabes muy poco.
Al escribir el material, los libros de V.S. Luchkevich, G.L. Mikirtichan, R. V. Suvorov, V. V. Shepilov, Problemas de ética médica en cirugía y Clark, David y Jane Seymour. Reflexiones sobre los Cuidados Paliativos.
Traducido por Anna Barabash
"Hospitium" ... Es de esta palabra latina medieval que significa "hospitalidad" de donde provienen el inglés "hospice" y el ruso "hospice".
Hospice Comtesse (refugio de la condesa) o Hospice Notre Dame es un edificio de hospicio del siglo XVII en la rue de la Monet en Lille. Ahora alberga el Museo de Historia del Hospicio.
No hay indicios de morir en esta palabra: es un derivado de otra palabra latina más antigua, "hospes", que significa tanto un viajero invitado como un anfitrión hospitalario. ¿Cuál es la historia de este "último hotel", cómo se convirtió el hospicio en la forma en que lo conocemos hoy?
De Siria a Roma
En la segunda mitad del siglo IV d.C., la noble patricia romana e intrépida viajera Fabiola abrió su albergue en Roma para los pacientes desfavorecidos, la "escoria de la sociedad" que no tenía a quién cuidar y cuyo destino era morir. como perros callejeros, en la calle, sin una palabra amistosa y un sorbo de agua. En la casa de Christian Fabiola, fueron atendidos por la propia matrona y sus amigas afines. Alguien se recuperó de su amor y cuidado, y aquel cuya enfermedad resultó ser incurable, entró en último camino rodeado de cálido cuidado y conmovedor amor... Fabiola trajo la idea de organizar una "casa extraña", donde los extraños cubiertos de úlceras purulentas fueran recibidos como queridos invitados, de países lejanos: en Siria, se escandalizó por la costumbre de los cristianos locales de cumplir clara y simplemente el mandamiento de Cristo. - dar de comer al hambriento y saciar la sed del que sufre, visitar al enfermo y al preso, dar ropa al mendigo y dar cobijo al forastero. fabiola no entendía arameo, que era hablado por los cristianos sirios, pero inmediatamente se dio cuenta de que este es el idioma del Evangelio de Cristo. La joven patricia, la hija espiritual de blzh. Jerónimo de Stridonsky, a quien conoció en uno de sus viajes de peregrinación a Tierra Santa, no se avergonzó de aprender el cristianismo activo de los bárbaros, y en Roma apareció el predecesor de todos los hospicios, hospitales y hospitales en Europa. El albergue para necesitados, ubicado en la hacienda ancestral de la matrona Fabiola, se inspiró en las chozas pobres y acogedoras de personas que hablaban arameo, como el mismo Jesucristo.
Jean-Jacques Enner pintó un retrato idealizado de la mujer patricia Fabiola en 1885. En 1912, el original se perdió. Pero ha sido copiado muchas veces durante los últimos cien años por artistas de todo el mundo, cada uno a su manera. En 2009, el artista francés Francis Alus preparó una exposición itinerante, que incluía unos trescientos de estos ejemplares.
Peregrinos, cruzados y hospicios medievales
"Cómo un vagabundo protege una flor de un lado distante ..." - se trata de los peregrinos, vagabundos medievales que tomaron un camino largo y difícil, incluso a Jerusalén, al Santo Sepulcro, y mantuvieron en su pecho "krin seselny" , como memoria de la patria de Jesús. Entre los peligros y dificultades de este camino, del que muchos no volvían a casa, incapaces de soportar las penurias, brillaba el hospicio del "hospicio" u "hospital" - aquí se daba cobijo y alimento a los peregrinos exhaustos, enfermos o exhaustos , aquí eran atendidos si caían enfermos en el camino , lejos de casa y de los familiares, aquí escoltaban a la Jerusalén Celestial a los que Dios había juzgado que comparecieran ante Él en su camino a Tierra Santa o de regreso. Recordemos a Santa Euphrosyne de Polotsk - murió en Jerusalén, peregrinando en su vejez al Santo Sepulcro en 1173. La peregrinación en ese momento no era turismo, sino una hazaña de toda la vida, una aspiración "a lo más alto".
Aunque los peregrinos iban a Tierra Santa incluso antes de las Cruzadas, desde finales del siglo XI el número de tales "hospicios-hospitales" ha aumentado; los cruzados abordaron este tema con mucha seriedad y de manera organizada, como corresponde a un militar. Abrieron hospicios para peregrinos, pero no fueron rechazados y Residentes locales pidiendo ayuda y tratamiento.
¿Un hospital o un hotel?
A principios del siglo XIV, los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén, más conocidos como los Hospitalarios, abrieron en la isla de Rodas el famoso hospicio para los peregrinos a Tierra Santa -con el fin de dar cobijo y descanso a los sanos y, lo más importante, ayudar a los enfermos en el camino. En ese momento, "hospicio", como "hospital", no estaba asociado en absoluto con "cuidado en el lecho de muerte": el hospicio de la era de los cruzados era un hotel donde se trataba a los pacientes. Este tipo de hoteles han existido en Oriente desde la antigüedad -recuerden la parábola de samaritano misericordioso, quien llevó al viajero que había salvado al hotel y pagó al dueño por su tratamiento. El ejemplo del samaritano de la parábola de Cristo inspiró a aquellos que dieron cobijo a los viajeros "desde Jerusalén a Jericó"; después de todo, la Iglesia vio en el samaritano extranjero arameo al Señor Jesús mismo.
La Edad Media fue el apogeo de estos hospicios y hospitales (de hecho, no se diferenciaban entre sí y no se parecían a los hospitales habituales ni a los hospitales con rondas matutinas de médicos, exámenes, diagnósticos, procedimientos, análisis y operaciones). Existían hospicios y hospitales en las catedrales, en los monasterios, tanto masculinos como femeninos y, por supuesto, en la gran ruta de peregrinación a Tierra Santa. Entre ellos se encontraban los refugios para peregrinos descritos anteriormente, y los refugios para los enfermos y los pobres, y los refugios para los extranjeros que estaban aislados de su hogar por una u otra razón (¡hotel y hospicio son palabras afines!).
Pero la Edad Media terminó, y con ella, el apogeo. ordenes caballerescas que contiene hospicios y "hospitales". Hasta el siglo XIX, los hospicios estaban en profunda decadencia. Su renacimiento comenzó en Francia.
damas del calvario
Jeanne Garnier, una mujer cristiana profundamente creyente, una mujer muy joven, viuda a la edad de 24 años y que ha perdido dos hijos, después de un período de desesperación sin esperanza encuentra consuelo en servir a Cristo Sufriente en el sufrimiento del Calvario en la cruz. En 1842 abre en su casa de la ciudad de Lyon un albergue para enfermas terminales y moribundas, y comparte con ellas últimas horas sus vidas, aliviando su sufrimiento. “Estuve enfermo, y me visitasteis” (Mateo 25:36) - esta frase evangélica, dicha por Cristo en una conversación con sus discípulos sobre el Juicio de Dios después de la Segunda Venida y poco antes de Su Crucifixión, fue escrita en la fachada de la casa de Jeanne Garnier. Ella llamó a su refugio "Gólgota", pero los servidores de la Cruz y del Santo Sepulcro no eran hombres, sino mujeres, no caballeros, sino damas. Así se llamaban, mujeres, como una vez las amigas de Fabiola, que se unieron a Joan, - "Damas de la Orden del Calvario". No eran monjas, aunque todas hacían votos de castidad y no codicia, como los caballeros que defendían el Santo Sepulcro.
Jeanne quería que el Calvary Shelter tuviera un ambiente de "cercanía respetuosa, oración y paz ante la muerte". Un año después de la apertura del hospicio, Jeanne murió, habiendo escrito poco antes de su muerte: “He fundado este orfanato, habiendo invertido 50 francos, y la Providencia de Dios terminará lo que comencé”. Y muchos continuaron su trabajo: inspirada en el ejemplo de Jeanne, la francesa Aurelia Jusset en 1843 fundó el segundo orfanato "Calvario" en París, luego las "Damas del Calvario" fueron a otras ciudades de Francia: Rouen, Marsella, Burdeos. , Saint-Etienne, luego - Bruselas, y en 1899 - en el extranjero, a Nueva York. Los cuidados paliativos modernos para los moribundos se basan en gran medida en los principios establecidos por las Damas del Calvario, y la Dama Rosa de la hermosa y conmovedora historia de Eric-Emmanuel Schmitt sobre un niño con una enfermedad terminal es una de las herederas modernas de este nombre.
A principios del siglo XX en Gran Bretaña (Londres), EE. UU. (Nueva York) e incluso en Australia (Adelaide y Sydney), comenzaron a abrirse hospicios fundados por varios ascetas de las iglesias católica y anglicana. Cabe señalar que la mayoría de estos hospicios morían de tuberculosis, una enfermedad incurable en esos años, aunque, por supuesto, también había pacientes con cáncer. El número de camas era pequeño para nuestros estándares: de 8 a 35 más o menos.
Frances Davidson, hija de creyentes y padres escoceses ricos de Aberdeen, fundó el primer "hogar para moribundos" en Londres en 1885. Allí también conoció a un sacerdote anglicano, William Pennfeather, quien fundó una comunidad de mujeres diaconisas dedicadas a cuidar a los habitantes de los barrios marginales del East End. Juntos, establecieron un "hogar de paz" para los pobres moribundos de tuberculosis.
Rosa Hawthorne, una mujer rica y próspera en el pasado, después de enterrar a un niño y a un amigo cercano, se convirtió en monja de la orden dominicana, "Madre Alphonse", y fundó la "Casa de la Santa Rosa para los enfermos incurables" en Lower Manhattan. Ella y sus asociados se autodenominaron "Servidores del alivio del sufrimiento del cáncer incurable".
hermanas grises
Independientemente de Jeanne, la idea de servir a los moribundos nació de la monja irlandesa Mary Aikenhead. Convertirse en monja de la orden de mujeres católicas "Hermanas de la Misericordia" (o "Hermanas grises"), la primera de las órdenes en dedicar sus actividades al ministerio fuera de los muros del monasterio (Vincent de Paul, quien fundó este movimiento en el siglo XVII, dijo: "Su monasterio serán las casas de los enfermos, su capilla - una iglesia parroquial, su celda - una habitación alquilada, su reja - el temor de Dios "), Maria Aikenhead trabajó mucho en los hospitales de la orden y soñó de crear un refugio especial para los moribundos, pero una grave enfermedad crónica la obligó a permanecer en cama para siempre. Un convento en un barrio de pobres (la gente vivía en la pobreza extrema y a veces moría en la calle) de Dublín, donde pasó sus últimos años, después de la muerte de María, inspirada por su fe y coraje, sus hermanas en 1874 se convirtieron en tal refugio, cumpliendo el sueño de una monja. La directora del "Hospicio de la Madre de Dios" era la monja Maria Joanna (Anna Gaynor). Luego se abrieron otros hospicios, incluso a principios del siglo XX se abrió el hospicio de St. Joseph en Londres, en el East End que ya conocemos. Fue a este hospicio al que acudió Cecilia Sanders, con cuyo nombre se la asocia nueva pagina en la historia de los hospicios en el mundo.
lijadoras cecilia
Estudió ciencias políticas y filosofía en Oxford durante dos años, pero en 1940, por problemas de salud, abandonó la universidad e ingresó en la escuela de enfermería. Después de convertirse en enfermera y graduarse de la Universidad de Oxford, pero ya con un título en trabajadora social, comenzó a trabajar en el Hospital St. Thomas de Londres, donde conoció a un refugiado polaco, David Tasma, que se estaba muriendo de cáncer. Su primer intento de comunicarse con un nuevo paciente fracasó: él no quería comunicarse con nadie. Solo cuando ella decidió contarle a David sobre el pronóstico de su enfermedad, el hielo se derritió repentinamente, comenzó la comunicación entre ellos, que se convirtió en una tierna amistad. Hablaron mucho sobre cómo ayudar a un moribundo a vivir sus días con dignidad, qué tan severo es el dolor del cáncer inoperable y cómo cambia la vida de un moribundo si se libera del sufrimiento físico y mental, cómo le permite aceptar la muerte, reconciliarse con ella.
Vidrio transparente en la abertura de la ventana
David muere, dejando todos sus ahorros (£ 500) a Cecilia para que continúe con su labor de consolar a los enfermos moribundos. Esta experiencia fue crucial en la vida y carrera de Cecilia - después de la muerte de David, experimenta una conversión cristiana y viene a trabajar en St. Luke para los moribundos en Londres, luego para los católicos en el hospital de St. Joseph. Siguiendo el consejo de un colega médico, ingresó a la escuela de medicina en 1951, realiza investigaciones sistemáticas en el tratamiento del dolor crónico y en 1967 organiza y dirige el St. Christopher es el primer hospicio del mundo de tipo moderno. El sueño de muerte de David se está haciendo realidad: le gustaría convertirse en una "ventana en la casa" que Cecilia construirá para personas como él, condenadas a morir de cáncer. En memoria de David, Tasma se instaló en la entrada del hospicio de San Cristóbal cartel conmemorativo- Vidrio enorme y transparente, como una ventana.
El libro "Sobre la muerte y el morir".
Simultáneamente con las actividades de Sanders sale libro famoso psiquiatra Elizabeth Kubler-Ross "On Death and Dying" (1969), que tuvo la mayor influencia en toda la medicina paliativa moderna (este libro se tradujo por primera vez al ruso en 2001). mundo occidental: en los EE.UU. e Inglaterra, el libro de Kubler-Ross ha vendido una circulación sin precedentes de más de un millón de copias. Elisabeth Kubler-Ross, después de trabajar con enfermos terminales durante muchos años, describió el proceso de morir, desde el pánico, la negación y la depresión hasta la reconciliación y la aceptación. Este texto inició una discusión sobre el tema de la muerte en la comunidad médica, así como el tema relacionado de los cuidados paliativos para los moribundos, incluyendo la lucha contra el dolor y centrándose no en la enfermedad, sino en el paciente.
dolor generalizado
Cecilia Sanders introdujo el concepto de "dolor compartido", que incluye el dolor físico, emocional, social y espiritual. Hablaba constantemente sobre la necesidad de lidiar con el "dolor general" en los pacientes moribundos. "Si el dolor es constante, entonces su control debe ser constante", dijo Sanders. Al aliviar a una persona, por ejemplo, del dolor espiritual, el médico alivia el dolor general. Pero el dolor insoportable, a veces suicida, en pacientes con cáncer es el sufrimiento principal en el que una persona simplemente no puede ni pensar en ninguna necesidad espiritual.
Cecilia Sanders difundió activamente sus ideas y recibió apoyo en todo el mundo: el movimiento de hospicio se extendió rápidamente a países de Europa, América y el Tercer Mundo. En 1979, fue premiada por sus servicios a la patria y se convirtió en Dama Comandante de la Orden del Imperio Británico. Sanders murió de cáncer en el St. Christopher Hospice que fundó a la edad de 87 años en 2005.
Desafortunadamente, publicado en ruso en 1982, en la revista de la OMS "World Health" (No. 11), el artículo de Cecilia Sanders "Ayudando a los moribundos", en el que el autor llama a la medicina paliativa moderna una alternativa a la idea socialmente peligrosa de la eutanasia, pasó casi desapercibida para los médicos domésticos.
El camino a la muerte. Vive hasta el final
El famoso publicista inglés Victor Zorza y su esposa Rosemary en 1975 perdieron a su hija Jane, de 25 años, quien murió de cáncer (melanoma) en un hospicio. Describieron la historia de la enfermedad y muerte de su hija en el libro: “El Camino a la Muerte. Vive hasta el final". Cumpliendo los últimos deseos de su hija, Víctor Zorza inició la expansión de los hospicios en el mundo. Con su ayuda, se crearon en los EE. UU., Inglaterra, Alemania, Polonia, Checoslovaquia, Francia, India. La creación de hospicios en los Estados Unidos ha encontrado serios obstáculos morales. La sociedad no quería discutir el problema mismo de la muerte. Los cónyuges de Zorza crearon la sociedad Hospice Action, que incluía al senador E. Kennedy, G. Kissinger, la esposa de J. Ford, quien era entonces presidente de los Estados Unidos, la actriz E. Taylor, entre otros. crecimiento rápido el número de hospicios, que hoy es de cientos.
A fines de la década de 1980, V. Zorza llegó a Rusia con el objetivo de crear hospicios. Fue apoyado por el patriarca Alexy II, M. Rostropovich, D. Likhachev, D. Granin, A. Sobchak (entonces presidente del Ayuntamiento de Leningrado) y otras figuras públicas prominentes.
Hospicio Lakhta en San Petersburgo
Después de tres años de trabajo desinteresado de V. Zorza, sus asociados, y especialmente del psicoterapeuta, filósofo y escritor Andrei Vladimirovich Gnezdilov, se creó sobre la base de un pequeño hospital en las afueras de Leningrado en el pueblo de Lakhta. Luego, V. Zorza comenzó a trabajar en la creación de un hospicio en Moscú, que se abrió como departamento para pacientes ambulatorios en 1994 y como departamento para pacientes hospitalizados en 1997.
Rusia
Actualmente, hay más de 70 hospicios en Rusia. El hospicio como institución médica especializada tiene una variedad de tareas: alivio del dolor y otros síntomas dolorosos de la manifestación de la enfermedad (náuseas, vómitos, dificultad para respirar, falta de apetito, escaras, anquilosis, etc.). El alivio del dolor es la tarea más importante, ya que garantiza el derecho del paciente, consagrado en la Declaración de Lisboa de los Derechos del Paciente adoptada en 1981 por la Asamblea Médica Mundial. La necesidad de analgésicos obligatorios y la obligación del gobierno de proporcionar suficientes analgésicos a los centros de salud también se destaca en la Declaración de política para el tratamiento de pacientes con enfermedades terminales y dolor crónico (1990).
Hospicio para niños con enfermedades oncológicas fue organizado en Moscú por iniciativa de E.I. Moiseenko.
En la práctica de un médico que trabaja con pacientes moribundos y que sufren de dolor, puede haber un rechazo del alivio del dolor por razones religiosas, el médico está obligado a tener en cuenta los deseos del paciente, pero informándole sobre los beneficios del alivio del dolor.
La mejora del bienestar moral del paciente se logra mediante reglas especiales conversaciones con pacientes, el cumplimiento de los deseos del paciente: leer libros, escuchar música, ver televisión, etc., no restringir las visitas a familiares y amigos, tolerancia a los caprichos del paciente. En muchos hospicios es costumbre cumplir la última voluntad del moribundo.
La capacidad de hablar con el paciente es especialmente importante. En un hospicio, la cuestión de si decirle la verdad al paciente sobre el final inevitable se resuelve fundamentalmente de manera positiva. Además, una de las tareas del hospicio es preparar al paciente para una muerte digna. En las conversaciones, los médicos de hospicio se adhieren a la regla de no engañar al paciente, sino también de evitar una franqueza demasiado aterradora. Sin embargo, si el paciente no quiere saber sobre su enfermedad y discutir el tema de la muerte, esa conversación no se le impone de ninguna manera. La conversación suele transcurrir de manera pausada, y el paciente siente que el médico está interesado en comprender todas sus experiencias y está dispuesto a ayudarlo. Lo principal es que el paciente debe estar seguro de que no se quedará solo con la muerte, que se le brindará atención y apoyo relajantes hasta la última hora.
Puede aprender más sobre la historia del hospicio en los siguientes libros:
VS Luchkevich, G.L. Mikirtichan, R. V. Suvorov, V. V. Shepílov. Problemas de ética médica en cirugía. SPb, 2000.
Clark, David y Jane Seymour. Reflexiones sobre los Cuidados Paliativos. Buckingham: Prensa de la Universidad Abierta, 1999.
Olga Jarman
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Este artículo se centra en la estructura del hospicio. Lo que es, muchos saben solo aproximadamente: la mayoría la gente común- haber leído o escuchado algo accidentalmente y en algún lugar, médicos - a partir de la experiencia de colegas estadounidenses o europeos, y periodistas - de diversas fuentes.
Esta situación no es casual y es provocada por una mala interpretación de las tareas que resuelven las instituciones de cuidados paliativos. ¿Cuándo y cómo aparecieron los primeros hospicios? ¿Qué metas y objetivos resuelven? Qué ha pasado hospicio para niños? Intentaremos responder a todas estas preguntas en detalle.
¿Para qué se necesitan?
Muy a menudo, el concepto de "hospicio" se asocia con el aislamiento y un lugar donde las personas gravemente enfermas y moribundas viven sus últimos días lejos del mundo entero. Sin embargo, eso no es verdad. El símbolo del hospicio es una vela que se apaga en manos humanas. Es este símbolo el que ayuda a revelar la esencia de la asistencia brindada a pacientes gravemente enfermos y a explicar claramente: hospicio: qué es. En tales clínicas, tratan a los enfermos y moribundos con cuidado y reverencia, con compasión y empatía, les brindan atención decente y alivio del dolor, ayudan a superar los problemas espirituales, fisiológicos y problemas psicológicos causada por enfermedad.
¿Qué significa esta palabra?
Originalmente, la palabra "hospicio" surgió en latín de la confluencia de dos raíces - hospitium y hospes - "hospitalidad". Más tarde, la palabra pasó al idioma francés antiguo como hospicio y conservó el mismo significado que en latín. En la Edad Media, así se llamaban las casas donde se alojaban los peregrinos a Jerusalén para el descanso de los peregrinos. Durante sus largos viajes, los peregrinos estaban enfermos, y en tales hospicios se les daba todo lo posible asistencia medica... Junto con los peregrinos, la palabra "hospicio" llegó a las Islas Británicas y idioma en Inglés, de donde pasó en el siglo XIX a otras lenguas europeas.
Historia de la apariencia
Hipócrates, a quien se considera el "padre de la medicina", creía que los médicos deberían ayudar solo a aquellos que tienen posibilidades de recuperación, y los pacientes desesperanzados deberían vivir sus días sin participación ni atención. En Europa se practicó un enfoque similar a los moribundos hasta la adopción generalizada del cristianismo.
En la ciudad francesa de Lyon en 1842, Jeanne Garnier, una joven que perdió a toda su familia, organizó el primer hospicio. ¿Qué fue en ese momento? El Hospicio Gólgota, como se le llamó, brindó por primera vez una oportunidad para que los pacientes incurables vivieran y murieran con dignidad. Monjas irlandesas apoyaron la idea de Jeanne Garnier y abrieron un hospicio en Dublín Madre de Dios en 1879. En 1948, Cecilia Sanders entró a trabajar en el St. Thomas's Hospital de Londres, gracias a cuyas actividades el movimiento de hospicios se extendió por todo el mundo. Entre otras cosas, también se abrieron hospicios en Moscú que funcionan hoy.
Historia moderna
Suficiente largo tiempo ni los médicos, ni el personal de enfermería, ni los voluntarios sabían lo que debía ser cuidado apropiado pacientes de hospicio, y no había ningún lugar para obtener esa información. Recién en 1935 se publicó el folleto "Cuidando a los enfermos y moribundos", que luego se convirtió en un clásico de la medicina paliativa, escrito por el médico de familia Alfred Worcester. Aprendizaje dirigido El trabajo de enfermería con pacientes incurables y moribundos comenzó a ser realizado por el personal de la Fundación Marie Curie solo en 1952.
En 1967, St. Christopher Hospice, fundado por Cecilia Sanders, abrió su propio hospital en Inglaterra y en 1969 comenzó a brindar servicios de campo. En el mismo año se publicó el libro “Sobre la muerte y el morir” de Elizabeth Kubler-Ross, que logró dar un giro a las ideas de los médicos de la época sobre los estados de una persona moribunda.
Entre los países socialistas, el primer hospicio apareció solo en la Cracovia polaca en 1972.
Hospicios en la Rusia prerrevolucionaria
Por primera vez se abrió una institución médica de este tipo en Moscú en 1903. Su creación fue iniciada por un profesor de la Universidad Estatal de Moscú, un oncólogo en ejercicio L.L. Levshin, quien organizó la recaudación de fondos para su construcción. La mayor contribución financiera a su organización fue realizada por los famosos mecenas rusos de los Morozov. Es por ello que esta institución lleva su nombre desde hace muchos años. Este hospicio oncológico sólo aceptaba pacientes con cáncer en la última etapa terminal del desarrollo de esta enfermedad. Sin embargo, con el tiempo, perdió sus funciones y renació como un instituto de investigación que se ocupaba de los problemas de la oncología.
¿Qué tal hoy?
Hasta 1990 pueblo soviético no sabía sobre el hospicio, qué era y por qué era necesario. Los enfermos graves morían en sus casas, en brazos de familiares que no sabían cómo aliviar su sufrimiento, o en camas de hospital, casi olvidados por el personal médico. primer hospicio en Rusia moderna fue inaugurado en el pueblo de Lakhty cerca de San Petersburgo en 1990 por iniciativa del periodista inglés V. Zorza, quien cumplió así el último deseo de su hija Jane, quien murió a la edad de 25 años. El psiquiatra A.V. Gnezdilov participó en gran medida en esto, por lo que se abrió el hospicio en la ciudad de San Petersburgo y comenzó a funcionar.
A principios de los años 90 del siglo XX, se creó en la Unión Soviética una Junta de Síndicos especial para la creación de hospicios, presidida por el académico D.S.Likhachev. En octubre de 1993 en Moscú, por iniciativa de E.I. Moiseenko, quien trabajó en el Instituto de Oncología y Hematología Pediátrica, creó el primer hospicio infantil en el hogar para niños con cáncer.
En 1994, gracias a los esfuerzos de V. Zorza, se creó el Primer Hospicio de Moscú, dirigido hoy por V. V. Millionshchikova.
¿Cuántos hay?
Hoy tenemos alrededor de cien hospicios, que es muy pequeño para tales país grande como Rusia Según estimaciones de la OMS, debería haber un hospicio por cada 400.000 personas de la población. Es decir, si cuentas, nuestro país carece de al menos 250 instituciones médicas de este tipo. Los que existen no siempre cumplen con los requisitos y estándares. Los hospicios mejor equipados están en Moscú y San Petersburgo, y su número en estas ciudades corresponde prácticamente a las estimaciones de la OMS. Residentes del pueblo y para los que viven en provincias es difícil, casi imposible, entrar en una institución así.
En 1947, la Dra. Cecilia Sanders, entonces trabajadora social recién certificada y ex enfermera, conoció a St. Luke es un paciente de unos cuarenta años, un piloto llamado David Tasma, que vino de Polonia. Tenía un cáncer inoperable. Después de varios meses, fue trasladado a otro hospital, donde el Dr. Sanders lo visitó durante otros dos meses antes de su muerte. Hablaron mucho sobre lo que podría ayudarlo a vivir el resto de su vida con dignidad, sobre cómo, habiendo liberado del dolor a un moribundo, darle la oportunidad de reconciliarse consigo mismo y encontrar el sentido de su vida y de su muerte. Estas conversaciones sentaron las bases de la filosofía del movimiento de hospicio moderno.
Después de la muerte de David Tasma, Cecilia Sanders se convenció de que era necesario crear un nuevo tipo de hospicio, brindando a los pacientes la libertad de encontrar su propio camino hacia el significado. La filosofía del hospicio se basaba en la apertura a diversas experiencias, la diligencia científica y la preocupación por el individuo.
Después del hospicio de St. Christopher en 1967, el primer hospicio moderno creado por los esfuerzos de Cecilia Sanders, abrió su propio hospital en Gran Bretaña y en 1969 organizó un servicio de extensión, una delegación de Norteamérica... Florence Wald, Decana de la Escuela de Enfermería de Yele y Edd Dobingel, Sacerdote del Hospital Universitario estuvieron entre los fundadores del primer servicio de hospicio saliente en las montañas. New Haven, Connecticut. En 1975, apareció un hospicio en Canadá, en Montreal. Este hospicio se basaba en una unidad de cuidados paliativos muy modesta e incluía un servicio de extensión, así como varios médicos de consulta. Este fue el primer uso de la palabra "paliativo" en esta área, ya que el hospicio en el Canadá de habla francesa significaba custodia o atención insuficiente.
Todos estos equipos de cuidados paliativos han desarrollado principios que ahora están respaldados por La Organización Mundial cuidado de la salud que medicina paliativa:
· Afirma la vida y ve la muerte como un proceso normal;
· No acelera ni retarda la muerte;
· Alivia el dolor y otros síntomas molestos;
· Combina los aspectos psicológicos y espirituales de la atención al paciente;
· Ofrece un sistema de apoyo para ayudar a los pacientes a vivir una vida activa hasta el final;
· Ofrece un sistema de apoyo para ayudar a las familias a sobrellevar las dificultades durante la enfermedad de un familiar y después de la muerte de un familiar.
Los primeros hospicios en Inglaterra, como St. Christopher's Hospice y Helen House Children's Hospice, se establecieron en hogares especiales. Son hospicios privados, totalmente independientes y separados de los hospitales. Junto a esto, la Sociedad Nacional del Cáncer de Inglaterra está habilitando hospicios en el territorio de los hospitales que ya funcionan, donde pueden usar todo lo que tienen las clínicas.
Tradicionalmente, los hospicios en el Reino Unido se organizan en edificios especialmente construidos para ellos. Al mismo tiempo, los hospicios infantiles organizan una parte importante del trabajo de las familias atendidas en el hogar, porque ayudan a las familias que crían niños con varias enfermedades y diferente esperanza de vida. El criterio principal es que el niño no está destinado a convertirse en adulto. En este mismo edificio, una familia con un niño enfermo o un niño puede pasar un promedio de 1-2 semanas al año para que los familiares puedan relajarse. Es característico que los niños con cáncer estén muy raramente bajo el cuidado de hospicios organizados de esta manera.
